sábado, 27 de diciembre de 2008

EL HOMBRE QUE ADORA AL DINERO SE ALEJA DE DIOS, SE BESTIALIZA

Una de las grandes causas de los problemas de los seres humanos está en que la gran mayoría adora el dinero. Una cosa es trabajar por una remuneración, necesitar dinero; pero otra muy distinta es adorar el dinero, creer que éste lo compra todo, que es el origen de la felicidad. Entonces el hombre se materializa, se metaliza, se deshumaniza, se bestializa.

EL DINERO NO COMPRA LA FELICIDAD

La gente vive, lucha, se sacrifica, por conseguir dinero de cualquier modo, a cualquier precio. Dinero y más dinero, para comprar y acumular cosas y cosas, creyendo que encontrará la felicidad. Pero no lo consigue, vive triste aparentando alegría, solitario en medio de la multitud, lleno de preocupaciones que le impiden actuar.

LOS PADRES CREEN QUE SÓLO TIENEN OBLIGACIONES MATERIALES

Los padres no dan importancia a la educación y a la formación de la personalidad de sus hijos, creyendo que basta ser un padre "responsable" que cumple sólo con sus obligaciones materiales de proveer alimentos, vestido, útiles escolares, etc. Los esposos creen que la esposa requiere únicamente regalos materiales para sentirse feliz y por eso la acarician sólo antes de hacer el amor.

LO MATERIAL SÓLO TIENE UTILIDAD TEMPOPRAL

Y en este mundo materializado, en el que el dinero es el nuevo "Dios", la gente vive frustrada, desilusionada, infeliz. Y es que lo material se agota, se desgasta, hastía. El uso de los bienes materiales que compramos y estrenamos poseen una especie de utilidad temporal (no marginal) decreciente, en el sentido de que un bien nuevo nos llena de gran alegría, pero temporalmente, de modo que al pasar los días o semanas ya no produce la misma emoción inicial, por lo que la rutina de una vida triste y solitaria continúa.

LA FELICIDAD ES UN GOZO DEL ALMA

La felicidad es la esencia del espíritu (es esencialmente espiritual), un gozo del alma. No se encuentra en la cuestión material, en el estómago o en los órganos de los sentidos. Por eso, la felicidad radica en la alegría del alma, en la satisfacción del espíritu; en dar y recibir respeto, reconocimiento, cariño, estimación, aceptación, valoración, en suma amor puro y noble.

EL SECRETO ESTÁ EN AMAR A DIOS DE VERDAD

Precisamente el primer mandamiento dice: "amar a Dios sobre todas las cosas". Ahí reside la esencia de la felicidad. En la medida en que el ser humano se acerca más a Dios, se humaniza más, ya que está hecho a imagen y semejanza de Él. Diría que al acercarnos más a Dios no espiritualizamos más, nos llenamos de gozo, nuestros corazones se llenan de emoción. Al amar de verdad a Dios nos amamos más y amamos más al prójimo.

Ello no significa que renunciemos a lo material, como a una vivienda, a un vestido, a una alimentación, etc. y vivamos como unos angelitos en la tierra. Se debe entender la materialidad como la satisfacción de nuestras necesidades básicas que garanticen nuestra subsistencia como seres humanos. Pero de ahí a adorar el dinero y todo lo material existe un abismo.

GUERRA GLOBAL POR ACUMULAR RIQUEZAS MATERIALES

Y en la medida en que el hombre adora el dinero se aleja de Dios, se acerca al demonio. Entonces la vida se convierte en una guerra global por tener más mercados, más ganancias, más cosas materiales, donde el hombre ya no es hermano del hombre, sino su rival, su enemigo, su verdugo, su carcelero, su sepulturero. Es una guerra de individuos, grupos, corporaciones o bloques contra el mundo.

En esta vida loca, endemoniada, se trata de acumular riquezas materiales a expensas de los pobres, de triunfar a costa del fracaso de los demás, de progresar haciendo atrasados a los débiles, de fortalecer unos negocios haciendo quebrar otros.

AUTORIDADES NO SE PREOCUPAN DE VALORES ESPIRITUALES

Y los gobernantes, los legisladores, están más preocupados en construir carreteras, puertos y otras obras públicas, para que el país se "desarrolle". Y no se preocupan de la educación de los ciudadanos, de la cultura de los compatriotas, de la personalidad nacional. Aparte de cristianos auténticos y personas decentes que hay en cada país, la gente no se preocupa de los valores espirituales, ni en los de sus propios hijos. Por eso la corrupción se mantiene firme y los corruptos no se avergüenzan, al contrario alzan la frente y gritan porque muchos los respaldan en secreto o abiertamente.