sábado, 23 de abril de 2011

FALACIAS Y VACÍOS DE LA CAMPAÑA ELECTORAL

1. ¿MEJORAR A LOS POBRES SIN TOCAR A LOS   RICOS?  
Prácticamente todos los partidos políticos sostienen que buscan un crecimiento con inclusión social, con beneficios que lleguen a todos, con programas que disminuyan drásticamente la pobreza; aumento de ingresos, más presupuesto para educación y salud, etc. La pregunta clave es ¿Y cómo piensan financiar todo esto, sin tocar a los que más tienen? Esta es la “cuadratura del círculo”. No pensarán emitir más billetes con efectos puramente inflacionarios, o incrementar la deuda externa con una carga de servicios financieros muy excesiva (amortización más intereses). Esto sería irresponsable y desastroso. La única salida es redistribuir, de modo que los que más tienen aporten más. Pero los defensores del sistema, cual voceros del gran capital, señalan que si aumentamos impuestos no habrá inversión extranjera, nos iremos en picada. Absolutamente falso, porque nuestro país tiene muy baja recaudación tributaria (15% del PBI), sea por la evasión tributaria o porque hay empresas intocables que no cooperan. Sin embargo, el promedio en América Latina es aproximadamente el 20 %, en EE.UU es cerca del 30% y en la Unión Europea bordea el 40 %.
2. ¿MEJORAMOS EL SISTEMA O LO DEJAMOS COMO ESTÁ?
Los fundamentalistas, los intolerantes, suelen usar el término: si no estás con el poder eres enemigo del sistema. Jesús pedía amar a Dios sobre todas las cosas. El Papa Juan Pablo II se oponía a la idolatría del poder político. La biblia dice en Gálatas 5,1: “Cristo nos liberó para que fuéramos realmente libres. Por eso, manténganse firmes, y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud”. Ahora el poder político nos quiere imponer la idea de que el sistema es perfecto y no requiere ningún cambio. Para el pueblo, el dilema es: cambios en el sistema para mejorarlo o dejarlo como está. Las sociedades que se quedan en la defensa absoluta del sistema,  se congelan, no avanzan, no se desarrollan. En Estados Unidos hubo este mecanismo de defensa de la dominación inglesa contra los que luchaban por la independencia nacional (1776): atacar y eliminar todas las voces discordantes. Del mismo modo, el viejo feudalismo usó calumnias y ofensas contra los jóvenes burgueses, que luchaban por la revolución burguesa, particularmente en la revolución francesa (1789). En la colonia, los criollos defendían al sistema, satanizando y/o eliminando a los que planteaban cambios (primeras décadas del siglo XIX).
Para todo peruano con sentido común, debe haber cambios como: Disminuir o erradicar la corrupción, el terrorismo, la pobreza, el autoritarismo, la delincuencia, el narcotráfico, la exclusión social, el analfabetismo, la evasión tributaria; sin descuidar la estabilidad económica, política, jurídica, controlando la inflación, disminuyendo el riesgo país,  desarrollando políticas de Estado. Pero, también impulsar el crecimiento sostenido, dándole valor agregado a los bienes que producimos, desarrollando una industria exportadora; promoviendo las MYPEs, a fin de generar mayor empleo. Por último, hace falta impulsar la educación, la salud, la ciencia, la tecnología, el capital humano, para impulsar la competitividad, que el sistema ha ignorado.
3. FALSO DILEMA: ESTATISMO O NEOLIBERALISMO
Quienes buscan manipular al pueblo peruano nos han planteado un falso dilema: estatismo o neoliberalismo, señalando groseramente que quienes están contra el neoliberalismo salvaje están buscando el retorno a un pasado estatista. En realidad, para el mundo entero como para nuestro país, las alternativas concretas son: Neoliberalismo o Economía social de mercado, capitalismo neoliberal o capitalismo regulado. Se ha planteado una falsa dicotomía entre Estado y mercado. Lo cierto es que tanto el Estado como el mercado tienen sus respectivas limitaciones, por lo que sería absurdo  un modelo puramente liberal o totalmente estatista. La crisis financiera internacional nos ha mostrado el fracaso del modelo neoliberal, pidiendo auxilio al Estado, que tanto condena. Se trata ahora de plantear un nuevo modelo que busque una combinación óptima de Estado y mercado. La experiencia de países que alcanzaron el desarrollo nos muestra que tanto el Estado como el mercado deben cooperar. Ahí está el caso de países exitosos como China, India, Brasil y algunos de la unión europea.
4. POLÍTICA IMPERIAL, MANEJO COLONIAL
Cada vez es más evidente el carácter dependiente de nuestro país en lo económico, en lo político y en lo cultural. Sin embargo, para la gran mayoría esto se ve como algo normal o natural. Estados Unidos se comporta como el gendarme del mundo e interviene descaradamente, incluso sin el aval de las Naciones Unidas, como lo ha hecho anteriormente en Vietnam y últimamente en Irak; pero también lo hace de manera velada a través de la CIA y otros organismos “cooperantes”, con la participación de agentes de  los propios países intervenidos (caso Montesinos), que buscan controlar las políticas nacionales; más sutilmente, a través de la dominación cultural, valiéndose de propagandistas asalariados o medios de comunicación sometidos al poder (revelados por wikileaks).
Bajo estas condiciones ni los políticos, ni los gobernantes han manejado una política económica de acuerdo a los intereses nacionales. Simplemente se han sometido a los intereses del gran capital. Pero, la historia muestra que cuando un país negocia valiente e inteligentemente, se desarrolla. Tenemos el caso de China. Este país no remató sus empresas públicas al capital externo, sino que bajo el modelo de empresas mixtas (público – privadas) le ha planteado a los dueños del capital externo: “Toma mi mercado grande, mi mano de obra barata y mi política económica adecuada, pero ustedes ponen capital y tecnología para desarrollar nuestra industria”. China es ahora, con esta política, la segunda potencia del mundo. Estados Unidos tuvo que independizarse realmente del imperio inglés para ser hoy potencia mundial.
5. LA EDUCACIÓN POSTERGADA
Todos los planes de gobierno se desviven por demostrar su gran preocupación por la educación, ofreciendo duplicar sueldos, aumentar el presupuesto, construir más infraestructura, ampliar internet. Todos creen que el tema educativo se reduce a gastar más. La cuestión fundamental es mejorar la calidad de la educación, y esta pasa necesariamente por la cuestión cultural, mental, no solo de los profesores, sino también de los alumnos, de los padres de familia, de las autoridades y la sociedad en general. Antes que “revolución” educativa (que busca tratar síntomas), se requiere una revolución cultural, que transforme nuestra mente, nuestro espíritu, de modo que tengamos alma nacional, orgullo peruano, confianza en lo nuestro, seguridad en el futuro y esperanza en el mañana. Solo entonces la educación será formativa y no deformativa de la personalidad, los docentes enseñarán mejor y los alumnos aprenderán más y mejor, los padres volverán la mirada hacia la formación de sus hijos (que hoy creen que su deber es solo costear su gastos) y el país creará progresivamente una nueva cultura, superior, nacional.
6. LA CORRUPCIÓN OCULTADA
Este tema no fue abordado con profundidad, sino solo de manera superficial. Y nadie ha planteado medidas profundas para erradicarla o minimizarla. La corrupción es un mal que afecta al país mucho más de lo que parece. La corrupción no permite el cumplimiento de las normas, la disminución de la evasión tributaria, el control del contrabando, la lucha contra el narcotráfico; no permite optimizar el gasto público, el gasto social; encarece y empobrece las obras, los bienes y servicios públicos; y, en general, traba el crecimiento y el desarrollo. El gran problema es que en este país gran parte de la población es propensa a ella o tiene “rabo de paja”, por eso lo tolera, no lo denuncia. Felizmente hay casos de gobernantes honestos en nuestro país. Por ejemplo, Fernando Belaúnde y Alfonso Barrantes, después de gobernar, vivieron y murieron en sus modestas viviendas. Honesto no sólo es no robar, es también ser intolerante con la corrupción. Además, el solo hecho de no haber tenido cargo público, no lo hace a uno  honesto; honesto es aquél que pudiendo robar no roba, que teniendo el cargo no lo hace.
  
(*) DOCTOR EN ECONOMÍA, MAGISTER EN POLÍTICA ECONÓMICA, PROFESOR PRINCIPAL DE LA UNAS.