domingo, 30 de octubre de 2016

ES DIFÍCIL GOBERNAR CON HONESTIDAD

1.  LA GENTE NO CREE EN AUTORIDADES HONESTAS 
Cuando se dice que se gobernará con honestidad la gente no cree o no quiere creer. Como dice el dicho: El ladrón cree que todos son de su misma condición. La mayoría de la gente, en el fondo, no quiere un gobierno honesto, ni bueno, porque es muy individualista; quieren simplemente un gobierno que les dé a cada uno beneficios personales, no importa si va en contra del interés general o institucional. Creo que cuando la gente del pueblo ataca a los corruptos, muchas veces es más por envidia, que por convicción; en el fondo de sus almas, quisieran ocupar ese lugar. Por eso, quien más grita contra la corrupción no necesariamente es más honesto; muchas veces lo hace como un medio para escalar posiciones. En cambio, la gente decente es prudente; si ataca a la corrupción lo hace por una cuestión de principios. ¿Cómo diferenciar a unos de otros? Por su trayectoria! 
2.  VENTAJAS DE UN GOBIERNO CORRUPTO 
Cada vez queda más claro que el sistema está hecho para la corrupción. Lamentablemente, hay mucha gente del país con alma de corrupto: Ya es corrupto o es un corrupto en potencia; defiende al corrupto, se hace amigo del corrupto, encubre al corrupto. Muchos de ellos solo están a la espera de su oportunidad. Por eso, gobernar con corrupción es más fácil, es más cómodo. Si se roba hay para pagar cupos a matones, a malos periodistas, a malos dirigentes; de este modo estarán contentos, casi nadie molesta. Además, si se roba no se controla a nadie. ¿Con qué autoridad moral se haría? La mayoría está contenta, salvo los que no se benefician. Entonces, gobernar se convierte en un negocio colectivo, donde roban los grandes, los medianos y hasta los pequeños. Todo corrupto es un ser estupidizado que usa los bienes del Estado para su beneficio personal, sin tener la mínima vergüenza. El lema del gobierno corrupto es robar y dejar robar. 
3.  DIFICULTADES DE UN GOBIERNO HONESTO 
Como el sistema está hecho para la corrupción, un gobierno honesto tiene muchas dificultades. En primer lugar, no hay cupos para distribuir y eso genera insatisfacción, hasta rechazo. Ante la llegada de un gobierno honesto se percibe claramente tres grupos: 1° El decadente, de la gestión anterior, que va perdiendo posiciones, por lo que ataca al nuevo gobierno; 2° El “emergente”, que creyó que le llegó el turno de beneficiarse, pero cuando se convence que no tiene espacio, comienza a decepcionarse; 3° El latente, es un grupo perverso que aún se beneficia, pero tiene la frescura de atacar al nuevo gobierno, para ocultar su esencia. Como el verdadero ladrón de carteras, grita: al ladrón, al ladrón, para desviar la atención. A éstos hay desenmascararlos. Cuando los honestos gobiernan combaten a los corruptos; esto genera serios problemas, porque los corruptos tienen poder (dinero, entorno, influencias). Para pretender ocultar su personalidad corrupta buscan “igualar” a honestos y corruptos, diciendo: todos son iguales. 
4.  ALGUNOS MECANISMOS DE CONTROL 
Dice el dicho: “A arca abierta, el justo peca”. Entonces tengamos el arca cerrada y vigilada. El principal mecanismo de control es la vigilancia colectiva. Si hay indicios de corrupción hay que separarlo o rotarlo, si es contratado o nombrado; pero, si hay evidencias hay que procesarlo. Si no se procede con firmeza, se da señales de complicidad. Un tema clave es el de los precios de compra, que se procesa en Abastecimiento o Logística. Por ejemplo, en obras por administración directa, no se debe comprar tomando como referencia el expediente sobrevaluado, ni mucho menos las compras en entidades donde se compran con coimas. Se debe comprar con precios de mercado reales. En el Convenio Marco con OSCE se debe comprar (a igual calidad) con los niveles de precios bajos; incluso salir del convenio si se puede comprar a precios más bajos (lo cual es posible). La subasta inversa es también una buena alternativa. Por eso se plantea un gobierno Triple A: Agilidad (eficiencia), Austeridad (honestidad) y Amabilidad. 
Finalmente, en toda institución se debe lograr que la gente decente sea la mayoría. Para ello hay que separar corruptos de decentes, el gorgojo del arroz. A los corruptos hay que señalarlos con el dedo, sancionarlos, y no dejar que levanten cabeza. Si no los diferenciamos a corruptos de honestos, todos terminaremos sumidos en el lodo de la inmundicia. Lo menos que se puede hacer es castigar a los corruptos con la sanción moral; a los metalizados y angurrientos tenerlos a distancia. Cuando el espíritu corrupto, la mediocridad y la cobardía se juntan el chisme crece. Al respecto Cristo decía: “¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, para que puedas ver y sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 7: 5).

No hay comentarios:

Publicar un comentario