lunes, 20 de abril de 2015

AHORA SÍ, A GOBERNAR LAS UNIVERSIDADES DEL PAÍS

En las universidades del Perú, en términos generales, no ha habido gobierno. El gobierno es función de las autoridades; mientras que la gestión, de los funcionarios y técnicos. El gobierno comprende las políticas, los grandes objetivos; mientras que la gestión, los medios e instrumentos. Estos “gobiernos” se parecen mucho entre sí: Excesivo amor por el dinero, mucha viveza criolla y poco o nulo desarrollo institucional.
I.    BUEN GOBIERNO INSTITUCIONAL
Se requieren políticas claras, coherentes y viables. Se debe plantear la visión de desarrollo institucional y los objetivos sectoriales, para saber a dónde vamos. La máxima autoridad tiene que ser el líder del desarrollo institucional. Para gobernar de verdad se requiere: Tener capacidad de análisis, para formular las políticas institucionales; tener honestidad, para centrarse en el interés institucional y no en el dinero; tener personalidad (sencillez y coraje a la vez), para gobernar con sabiduría y emprender los cambios.
1° Tener capacidad de análisis concreto, integral y esencial. El  análisis concreto consiste en evaluar las particularidades de la institución, a fin de plantear las propuestas adecuadas, viables. El análisis integral, consiste en evaluar todos los factores de los problemas, puesto que no hay varitas mágicas. El análisis esencial consiste en identificar no solo los problemas centrales, sino también en determinar sus causas principales. Los problemas persisten porque no los atacamos desde raíz. Solo de este modo se formulan políticas claras, viables, integrales y esenciales, a fin de que generen desarrollo.
2° Todos queremos dinero; eso no es malo. El problema es cuando hay codicia, cuando hay corrupción. El hombre codicioso vive enamorado del dinero, como el adolescente de su primer amor, convirtiendo el desarrollo institucional en secundario.
3° Konosuke Matushita decía que la clave de la buena gerencia está en un corazón sencillo. El peor enemigo de una autoridad es la soberbia, porque lo convierte en una bestia, que cree que está por encima de la ley, del prójimo. Entonces, no acepta críticas, ni propuestas; atropella las normas y los derechos de los demás. El coraje es fundamental, para emprender los cambios, sin vacilaciones.
II.   GESTIÓN CON EFICIENCIA
Los gobiernos también deben preocuparse por una buena gestión, que comprende medios, instrumentos, para alcanzar los objetivos. Mientras las políticas deben ser claras y viables; las herramientas y procesos deben ser eficientes. Para una gestión eficiente se debe contar con buenos equipos técnicos, gobernando con los mejores de la institución. Implementar la gestión total: Por objetivos y resultados a la vez. No podemos definir los resultados si no tenemos idea de los objetivos. Además, se requiere el análisis central para la toma de decisiones: “Golpear sobre el clavo”, dar en el blanco preciso, para tomar la decisión correcta, con justeza, con criterios técnicos, legales. Las autoridades y funcionarios dan muchas vueltas, precisamente porque no hacen el análisis central. 
III.  GOBIERNO DEMOCRÁTICO E INSTITUCIONAL
Un gobierno democrático está abierto a toda la universidad, no a grupos cerrados. Los candidatos son democráticos en campaña, pero cuando ganan se olvidan de la democracia y “gobiernan” con su entorno más cercano. Un gobierno democrático coordina, comparte, delega y no monopoliza el poder. Vive, sueña, con el desarrollo institucional. Ve las virtudes y potencialidades de sus miembros, con fines institucionales.
IV.  PASIÓN POR LA CALIDAD UNIVERSITARIA
La pasión por la calidad es llevar en las venas la sangre de la calidad. La calidad no es simplemente cuantitativa (hacer más), sino es hacer cada vez mejor. La calidad es ante todo cambiar, reformar. La calidad es siempre esencial y no superficial; se logra cuando identificamos la esencia del problema, las causas principales. La esencia de la universidad es la formación profesional y la investigación. Debemos mejorarlas radicalmente, modificar sustancialmente los objetivos y medios. Hasta ahora hemos tenido solo cambios superficiales, de mocos por babas (o de babas por mocos).
¿Cómo hacer para que toda la comunidad apoye las propuestas de cambio? Primero, que estén convencidos que el gobierno es honesto y que quiere el cambio verdadero. Después, se debe plantear un sistema de incentivos. Cuando era Jefe de Planificación, el Rector de la UNAS me dijo: “La gente no se pone la camiseta”. Yo le dije: ¿Qué gana el que se pone? Nunca tuve respuesta. Que se premien a todos los que mejor desempeño tienen. Equilibrar magistralmente los intereses individuales con los colectivos, de modo que todos ganen: Las personas y la institución. Por ejemplo, trabajemos con proyectos productivos, de modo que si hay buenas ganancias sea para los que producen, como en la parábola de los talentos.
V.   ROL DE LAS ORGANIZACIONES UNIVERSITARIAS
  La autoridad debe gobernar coordinando con las organizaciones universitarias como: Sindicato de Docentes, Federación de Estudiantes, Sindicato de Trabajadores, etc. Sus representantes deben ser fiscalizadores en todos los actos de la institución, principalmente cuando se trata de concursos o licitaciones para la adquisición de bienes y servicios. También deben formular sus Programas de Lucha (vinculados a objetivos institucionales) que gobernantes y gobernados deben lograr. Estas organizaciones deben tener independencia del gobierno, para tener autoridad moral. 

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